Lesley y John Brown, un matrimonio de Bristol (Inglaterra) sin muchos recursos, llevaban casi una década buscando un embarazo. Convertirse en padres era su mayor sueño, pero no lo lograban. Lesley entró en una profunda depresión y el médico de cabecera vio muy claro que el origen de la misma era precisamente ese, la imposibilidad de quedarse embarazada. Le remitió al ginécologo y este, a su vez, le habló de un equipo médico que estaba trabajando en un proyecto de fertilidad muy novedoso. Sin dudarlo, Lesley y John acudieron a ellos y el resultado fue un impresionante logro de la ciencia, pero también para millones de familias en todo el mundo. Se habían sometido al primer tratamiento FIV (fecundación in vitro) de la historia y, tras el primer intento, concibieron a su primera hija, Louise, que nacería mediante cesárea el 25 de julio de 1978.
Un reconocimiento que llegó, en 2010, en forma de Premio Nobel a los médicos que hicieron posible el nacimiento de Louise: el fisiólogo Robert Edwards, el ginecólogo Patrick Steptoe y Jean Purdy, quien se convertiría en la primera embrióloga del mundo.